19.7.08

GOBIERNO IMPIDE CIERRE DE BASURERA

Madruguete mata bloqueo
Policías y pepenadores impidieron que vecinos inconformes cerraran el tiradero de Los Laureles.

Pepenadores y policías terminaron por reabrir el acceso a los camiones de basura que habían bloqueado los vecinos (en la imagen, al fondo). Foto: Rafael del Río
19-Julio-08

Valla policial permitió la entrada de los camiones recolectores al vertedero de basura metropolitana; el operativo se dio mientras los manifestantes de varios municipios negociaban con el representante del Ejecutivo; hubo riesgo de enfrentamiento con los pepenadores, que no aceptan el posible cierre de su fuente de ingresos.

No tienes güevos!” Quienes le gritaban así al subsecretario de Asuntos del Interior Mario Reynoso Esparza eran unos enfurecidos vecinos de Los Laureles, los que sufren cada día al vertedero de basura. El funcionario estatal mal había acabado de “dialogar” con los manifestantes cuando rompió un primer pacto. Se comprometió a respetar el bloqueo al basurero y enseguida permitió la entrada de 150 camiones para descargar los desechos que llevaban, con lo que la protesta había quedado saboteada.

Alrededor de 300 habitantes de El Salto, Tonalá, Puente Grande, San Antonio Huanacaixtle, Tololotlán y Juanacatlán, muchas amas de casa y niños entre ellos, desde las 10:00 am habían caminado por la carretera vieja, la que comunica a El Salto con Puente Grande, para impedir el acceso de camiones de basura a las instalaciones que maneja la empresa Caabsa Eagle en un área de 64 hectáreas en los municipios de Tonalá y El Salto.

Hasta las 13:00 horas la estrategia de presión parecía funcionar. Los camiones recolectores se encontraban alineados a lo largo de la carretera, parados con cientos de toneladas de basura de la zona metropolitana de Guadalajara, mientras las tripulaciones aprovechaban para platicar. En tanto, inconformes, empresa y autoridades trataban de llegar a un acuerdo. Para los vecinos afectados la única posibilidad de conciliación era cerrar definitivamente el vertedero, por los trastornos que ha traído a sus vidas.Ana Rosa Rosa Luévanos Mendoza, una de las líderes del movimiento vecinal, hacía el recuento de los daños ocasionados por el tiradero de basura: “Tenemos problemas de salud muy fuertes y se están violando nuestros derechos. El vertedero ha ocasionado que la salud de los habitantes se deteriore”.

Después enumeró los focos contaminantes que rodean, como muro fatal, a quienes viven en la zona: “Aunado a la basura tenemos el río Santiago, el incinerador y [la planta de] Pemex, toda clase de contaminación la tenemos aquí. El río Santiago ya dejó de serlo: ahora es un enorme caño y el gobierno debería de aceptarlo”.

Conjuntivitis, dolores frecuentes de cabeza, revoltura de estómago diaria y cáncer, son, según Ana Rosa Luévanos, los recuerdos que cotidianamente les deja la contaminación ambiental en toda la región.Ramón Lomelí recordó el caso de su padre, a quien “hace dos meses le detectaron una enfermedad, lo metieron a cirugía y está podrido por el cáncer. Esto es el riesgo para todos”.
En lo que los vecinos se agrupaban, ya no frente a la puerta de ingreso del vertedero sino a unos cuantos pasos, otros, los pepenadores, que sumaban unos 120, también se reunían y formaban una línea para protestar contra quienes claman por el cierre del basurero, su fuente de trabajo.

La cuestión estaba tensa. Hasta ahí, a Los Laureles, ya habían llegado 200 elementos de diferentes corporaciones policiacas, encabezados por los infaltables antimotines.En ese marco de seguridad, a las 13:45 horas arribó al lugar Mario Reynoso Esparza, subsecretario de Asuntos del Interior de la Secretaría General de Gobierno. Inmediatamente platicó con el improvisado estado mayor, conformado por varios comandantes de las policías de El Salto y Tonalá y de la Secretaría de Seguridad Pública estatal (SSP).

Luego se encaminó y se encontró con Santiago Márquez, regidor del Ayuntamiento de Juanacatlán, quien apoyaba a los manifestantes. La exigencia gubernamental era que se retiraran del lugar y comenzar a negociar. La condición vecinal era cerrar el vertedero para iniciar un diálogo. Aparentemente el funcionario estatal había cedido.Reynoso Esparza regresó a donde estaban los policías. Eran las 14:00 horas. De inmediato se formó una valla policiaca entre la entrada al vertedero y los vecinos. Intempestivamente un camión, el RD-252 traspasó la puerta principal del basurero para descargar los desechos. A éste le siguieron los otros 149 que habían estado parados casi por cuatro horas.

Los vecinos tomaron esto como un franco desafío. “No tienes palabra ni güevos, Reynoso”, le gritaban. Él se mantenía confiado en su cerco de seguridad, viendo como entraban los camiones.Santiago Márquez, micrófono en mano, amenazaba con ir, de inmediato, a bloquear el aeropuerto y la carretera a Puente Grande. Estaban verdaderamente indignados por lo que consideraron una traición de Mario Reynoso. Parecía que la situación iba a explotar.

El regidor juanacatlense, en un esfuerzo por controlar la situación, encaró al funcionario estatal. Caminó hasta donde estaba, sin importarle que estuviera flanqueado por dos trajeados guardias, y le exigió un acuerdo: reunirse el 23 de julio en la presidencia municipal de El Salto con las autoridades de medio ambiente para analizar la situación de los vecinos. Reynoso volvió a acceder. Un vecino le acercó una hoja y le dijo a boca de jarro: “Fírmelo, usted no tiene palabra”. El funcionario estatal tomó la hoja y le estampó su firma. Eran las tres de la tarde. El bloqueo había terminado. 22 años acumulando su basura y la de la ZMGEl vertedero inició operaciones en 1986. Los propietarios del terreno eran una familia apellidada Torres. En principio sólo eran ocho hectáreas. La empresa Caabsa Eagle pagó a los ejidatarios de Los Laureles con la construcción de una escuela de dos salones
Actualmente, el área que opera Caabsa en el basurero tiene una extensión de 64.14 hectáreas, con una vida útil de seis o siete años. Su concesión es de 17 años y podría solicitar una ampliaciónCada uno de los 60 mil afectados —entre la cabecera municipal y los de Tololotlán— recibe unos 51 kilogramos y medio de desperdicios a unos metros de su casa: 3,500 toneladas en total, cada día. Hay 72 millones de toneladas de basura concentradas ahí

Son en total 62 observaciones que la Secretaría del Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable (Semades) le hizo a la empresa particular en febrero, cuando clausuró el relleno sanitario

Zapopan ofrece apoyo
Ante los problemas que enfrenta el tiradero de Los Laureles, Zapopan se dijo dispuesto a recibir la basura de otros ayuntamientos de la zona conurbada en el vertedero de Picachos, pero sólo si hay apoyo material y humano.

“Estamos prácticamente hablando de abrir otro frente de tiro en Picachos, lo cual implica cuando menos un par de tractores para estar moviendo la basura, cuando menos cuatro o cinco camiones de volteo para mover el material de cubierta”, explicó el titular de la Dirección de Ecología del Ayuntamiento de Zapopan, Justo Osorno Vizcaíno. En entrevista con Notisistema, dijo que Zapopan deposita 1,200 toneladas diarias de basura en Picachos, si se cerrarse Los Laureles, podrían recibir hasta cuatro mil, para lo cual no están preparados.



Guadalajara/Jaime Ramírez Yáñez
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