31.12.08

“Nos reímos cuando lo supimos; tan sólo el hotel cuesta 20 millones”, dijo Consuelo Carvajal

Absurdo, querer comprar Temacapulín en 30 millones de pesos, dicen sus habitantes

RAUL TORRES

Pobladores de Temacapulín durante una de las manifestaciones que realizaron este 2008 contra la construcción de la presa El Zapotillo
Lupa
Pobladores de Temacapulín durante una de las manifestaciones que realizaron este 2008 contra la construcción de la presa El Zapotillo Foto: HECTOR JESUS HERNANDEZ

Cuando leyeron la noticia no pararon de reír. Treinta millones de pesos para comprar todo Temacapulín les pareció una cantidad absurda. “Tan sólo el hotel cuesta 20 millones”, aseguró Consuelo Carvajal, una de las habitantes de Temaca, quien no pudo evitar la ironía cuando se le preguntó sobre lo declarado por la Comisión Estatal del Agua la semana pasada.

En el poblado amenazado por el embalse de la presa El Zapotillo ya comienzan a faltar algunos servicios, como el teléfono, la luz y el Internet, pero tampoco es cosa de ponerse suspicaz, señala la señora Carvajal: “la luz a veces se nos va, lo del Internet de la primaria no sé qué pasó, y los teléfonos, yo creo que, como son satelitales, tal vez fallan por el frío”.

Aunque algunos habitantes de Temacapulín ya fueron a Yahualica para escuchar las propuestas de la CEA (que ofrece comprar los terrenos y las casas o reubicar a las personas en un nuevo centro de población que se construiría 800 metros montaña arriba de donde actualmente está el pueblo), quienes se resisten a la construcción de la presa aseguran que no van por gusto, sino porque la presión y el miedo a de plano quedarse sin nada es demasiado.

“Hace tres años que cargamos esta angustia, algunos ya se murieron con ella y otros nos estamos enfermando por eso”, indicó la señora Carvajal, quien además afirmó que la CEA mintió cuando informó a los medios que en Temacapulín sólo viven 160 personas permanentemente. “Somos como 400. Primero dijeron que en Temacapulín sólo había piedras y gente que cuidaba animales, luego vinieron y se dieron cuenta de que era un pueblo. Y aunque fuéramos 50, de todos modos sentimos, somos personas”, señala la mujer desde la única caseta telefónica que sirve en el poblado.

Y a pesar de que la CEA ha puesto prácticamente un ultimátum al afirmar que si la gente no opta por vender sus propiedades o ser reubicada, la propia Comisión Nacional del Agua comenzará el proceso de expropiación, los de Temaca siguen organizándose para resistir y, aprovechando que el 8 de enero próximo son las fiestas patronales, convocarán a una rueda de prensa allá, en su tierra, para que se vea que no son pocos y cómo afrontarán esta situación.

También se analiza la posibilidad de abrir un espacio de negociación con la CEA, pero con las reglas de quienes viven en Temacapulín, es decir, en una asamblea, en colectivo y en el propio poblado, no de uno en uno y en Yahualica.

“Nos reímos cuando supimos lo que tienen de dinero para comprar, porque pensamos que van a querer hacer lo mismo que con un señor de Acasico (otro de los pueblos que desaparecería por la construcción de la presa), al que le ofrecieron 10 mil pesos por su casa y su parcela; el señor se enojó y aunque ya había firmado, rompió los papeles”, cuenta Consuelo Carvajal.

La mujer se cuestiona por qué la insistencia del gobierno del estado por hacer la presa en esa zona; recuerda que agua no falta y que incluso está cercana una presa ubicada en Valles a la que no se le saca agua. “También nos quisieron engañar la primera vez que (César) Coll vino al pueblo; nos citaron en el hotel y pidieron que firmáramos unas hojas para registrar la asistencia y luego fueron a llevar esas hojas firmadas con el gobernador y la Comisión de Derechos Humanos para decir que si estábamos de acuerdo con la presa. Alguna gente dice que el interés de que se haga la presa es porque ya muchas personas del gobierno del estado compraron terrenos por aquí para venderlos caros”.

Por ahora, en Temacapulín se preparan para recibir a los “hijos ausentes”, que además de regresar para pasar el fin de año y las fiestas patronales con sus familias, vienen a enterarse de cómo están las cosas y cómo se puede defender al pueblo.

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