17.2.09

El Lobby

RAÚL TORRES

Confidencial

Con el argumento de que la información es reservada, la Comisión Estatal del Agua (CEA) hace el trabajo sucio de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y sin dar explicaciones claras a los habitantes de Temacapulín, Acasico y Palmarejo, continúan trabajando tanto en el proyecto del nuevo centro de población como en la propia presa. El velo que se cierne sobre el proyecto de la presa El Zapotillo es cada vez más opaco y atenta contra los derechos elementales de los afectados, quienes necesitan información para defenderse o negociar, lo que mejor les convenga.

Aunque en la cabecera municipal de Cañadas de Obregón ya se sabe dónde se pretende reubicar Temacapulín y cómo podrían ser las casas (de acuerdo con los tres proyectos entregados por la CEA al municipio), quienes deberían tener toda la información (los afectados por esta situación) aún no cuentan con ella. Mal augurio para lo que el gobierno del estado intenta llamar “negociación”.

Lo que está sucediendo con El Zapotillo es muestra de lo que puede hacer un gobierno autoritario con tal de llevar a cabo un proyecto, que por la forma y las condiciones en que se está realizando sólo mueve a la sospecha.

Y los motivos para creer que el gobierno del estado sólo funge como alcahuete del gobierno federal en este caso son varios. Uno: el 23 de mayo de 2008 el gobernador del estado, Emilio González Márquez, se comprometió con los habitantes de Temacapulín a recibirlos nuevamente, a hacer una consulta pública y a parar la presa si el 50 por ciento de los pobladores más uno no estaba de acuerdo. Aunque sus palabras están grabadas, González Márquez simplemente no cumplió, hizomutis, así nomás, sin dar explicaciones. Los motivos pueden ser muchos, y entre los probables la estructura vertical del poder: el gobernador de Jalisco ni las manos puede meter en este caso (nada cuesta imaginarse una de esas llamadas tan comunes en la línea de mando: “no te metas”).

Dos: La primera petición de información sobre el proyecto ejecutivo de la presa la hizo María González, de Imdec, el 18 de junio de 2008, y la respuesta que recibió de la Conagua llegó 14 de agosto de 2008. Reservada porque su conocimiento puede “poner en riesgo la vida, la seguridad o la salud de cualquier persona”, según consta en el expediente 172/2008 (nota de Jorge Covarrubias el 24 de septiembre de 2008). Pocos días después de que la Conagua negara la información solicitada, el 28 de agosto de 2008 la CEA recibe el oficio BOO.00.R09.11.-25, firmado por Raúl Antonio Iglesias Benítez, director general de Conagua, donde le comunica a César Coll Carabias que “en relación al proyecto presa El Zapotillo, y en particular a los trabajos que se están llevando a cabo relacionados con los estudios técnicos, económicos, ambientales y sociales (…), la información existente y la que se encuentra en proceso está clasificada como reservada.

“Se clasifica como información reservada toda aquella que se relacione con los resultados de los análisis de laboratorio realizados y que realice el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) en virtud de su contenido y para evitar interpretaciones equívocas respecto a los mismos, así como su mala utilización”. Osea que ni intenciones de dar explicaciones. Por lo tanto, las posteriores justificaciones de César Coll, que al negarse a entregar datos de cuántas personas habían negociado argumentó posibles brotes de violencia, estaban de más: sus órdenes eran directas y venían de “arriba”.

Tres: cuando el 23 de diciembre de 2008 el gobierno del estado inició la campaña de “negociación” para comprar los predios o convencer a la gente de Temacapulín de reubicarse, Héctor Castañeda Yáñez, director de Cuencas y Sustentabilidad de la Comisión Estatal del Agua, aseguró que aún no se tenía el proyecto ejecutivo del nuevo centro de población, por lo que no pudo informar cuánto dinero invertiría el gobierno del estado es su construcción. Dos semanas después, el 7 de enero de 2009, mediante un comunicado, la CEA informó que “los ciudadanos (de Temacapulín) que hasta el momento han optado por la reubicación, tuvieron también la oportunidad de elegir el predio que a su consideración resulta el más viable, de acuerdo al proyecto ejecutivo del nuevo centro de población”. Todavía no estaba autorizado el cambio de uso de suelo por el Ayuntamiento.

Cuatro: siempre se ha dicho que parte del agua de la presa irá a León, Guanajuato; sin embargo, durante la Asamblea de Afectados Ambientales de la región occidente que se celebró el fin de semana en Temacapulín, el presidente del Consejo Ecológico del Acuífero Romita-Silao, Heriberto Calderón, relató la forma en que el municipio de Romita perdió una batalla por agua contra León y explicó que la cúpula empresarial de aquella ciudad, la misma que apoya al Grupo Guanajuato, al que pertenece Vicente Fox, estuvo detrás de aquel conflicto.

Dudas, pues, y ante ellas el silencio oficial. Ninguna explicación ni información precisa, nada que sirva para contrastar el malestar que se percibe al caminar por las calles de Temacapulín. Nada que sustente porque inundar Temacapulín es la opción, nada que explique por qué se elevó la cortina de la presa, y nadie que dé un trato digno a la gente de Temacapulín que busca respuestas.

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