8.4.09

El Lobby

MAURICIO FERRER

Toque de queda y un manual de Carreño para manifestantes

Tras enterarnos de la iniciativa que el viernes pasado presentó el regidor panista del Ayuntamiento de Guadalajara, Juan Pablo de la Torre Salcedo, con la que pretende “reglamentar” las manifestaciones, los actos de libre expresión –explícitos en el producto de luchas intestinas que se llevaron a cabo en el país durante los siglos XIX y XX, llamado Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos–, lo único que nos hace falta en este estado es la instauración de un toque de queda.

Y luego del toque de queda, podrá venir, desde la visión de panistas como De la Torre Salcedo, un manual de Carreño que nos diga cómo comportarnos, cómo vestirnos y cómo pensar y sentir también.

“No podemos permitir nosotros, como autoridad, que los derechos de un ciudadano se vean pisoteados por los de otro ciudadano que no los considera tan importantes como los de él mismo. En ese sentido, la propia Constitución ya lo consagra de esta manera, en donde la Constitución otorga el libre tránsito de todos los ciudadanos mexicanos”, dijo el viernes pasado el panista.

Ayer, el joven yuppie reiteró ante los micrófonos de Notisistema: “que sí se manifiesten, que sí puedan ejercer su derecho constitucional, pero que sea bajo ese matiz de tu derecho termina donde empieza el mío”.

La propuesta del regidor del blanquiazul radica en que todos aquellos que pretenden manifestarse pidan permiso unas 24 horas antes para que se les asigne una plaza correspondiente. O sea, manifestaciones por pedidos.

¿De qué sirve una manifestación en la Plaza de Armas, frente a Palacio de Gobierno? De nada. El gobernador nunca está ahí, ni el secretario general de Gobierno. Siempre sale el tercero del tercero del tercero en jerarquía de la Subsecretaría de Asuntos del Interior de la Secretaría General de Gobierno.

¿Para qué una manifestación en el interior de un edificio público, como propone De la Torre? Simple respuesta: para que la demás gente no se entere de la realidad que padecen los que se expresan. Para ocultar políticas públicas que dañan a otros, como bien dice el regidor, políticas que han traspasado “mi derecho, el tuyo, el de ellos, el de nosotros”.

Lecheros, atequizos, trabajadores del Ayuntamiento, artesanos, productores de agave, tendrán que hacerlo en la plaza que les asignen previo aviso. La gente del automóvil, la que camina por la calle, la que va a la escuela, no podrá enterarse de eventos como la contaminación de El Salto, como la represión de elementos policiacos, como la mentada de madre del gobernador.

Según las palabras del regidor, quien de seguro ha de ser de esos automovilistas que ven como “nacos descamisados” a los manifestantes: “no se vale que yo crea que lo que yo exijo es más importante a que la otra gente pueda transitar libremente a su trabajo, por sus hijos, al colegio, por todo”.

Pongamos las cosas en su lugar entonces, señor regidor: la misma iniciativa, de aprobarse, ¿se le aplicará a movimientos que se han expresado, como Iluminemos México, conformado en su mayoría por clase media alta y alta a la que usted pertenece?

El 8 de marzo pasado hubo una asamblea en la Plaza Liberación, en la que los panistas eligieron a su candidato a alcalde por Guadalajara para los comicios de julio próximo. Mucha gente que pasó por ahí ni siquiera se enteró que los panistas tenían atiborrada la plaza. Mucha gente acudió, como lo hace cada domingo, a sentarse un rato, con su hijo, a darle de comer a las palomas, con el triciclo, con lo que sea. ¿Pueden los panistas entonces hacer aglomeraciones en las plazas sin que les importe lo que la gente común hace en ellas y que ni siquiera les importa la elección de un candidato de un partido?

“Sí se pueden manifestar, pueden existir manifestaciones con toda la libertad, sin ningún menoscabo, pero que tampoco afecten en la vialidad, y que tampoco afecten en la vida cotidiana de las personas que a diario trabajan en la ciudad”, dijo el panista el viernes pasado en torno a su proyecto.

De la Torre Salcedo “ha sido cuestionado por el Comité Pro Defensa del Bosque Los Colomos por presuntos actos de corrupción y tráfico de influencias en la compra del predio ubicado en Retorno al Torreón 1815, dentro del mismo bosque, para el desarrollo de un conjunto inmobiliario”, según nota de Jorge Covarrubias publicada el lunes pasado en La Jornada Jalisco.

Hasta donde se sabe, el Bosque Los Colomos es propiedad de los jaliscienses, un derecho de todos que no tendría que ser violentado por otro.

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