9.6.09

Los basureros y comunidades contaminadas

Gerardo Bernache Pérez
CIESAS Occidente
Correo electrónico: gbernache@yahoo.com.mx

El problema más serio en materia de manejo de residuos es la disposición final. La práctica común en todos los municipios mexicanos es enterrar la basura en sitios que no son aptos por el riesgo de contaminación de fuentes de agua y por el impacto que pueden tener sobre los residentes que habitan zonas vecinas y predios cercanos.

Tipos de sitios de disposición final

La basura se entierra en tres tipos de sitios de disposición final. El primero es el tiradero a cielo abierto, un basurero. En este sitio no hay control de la disposición final: cualquiera puede llegar y tirar ahí su carga de basuras. A veces hay alguna persona que cobra al ingreso una cuota dependiendo del tamaño de la carga, pero los controles administrativos y ambientales están ausentes en los basureros. Estos sitios sufren de incendios regularmente, ya que se les prende fuego para reducir el volumen de los residuos a cenizas y poder seguir depositando más cargas de basuras. Un tiradero a cielo abierto no tiene ningún control sobre la disposición, ni sobre la contaminación que ocasiona en toda una región.

El segundo son los vertederos municipales, sitios con un control administrativo que restringe el acceso y la disposición en el sitio. Se ubican en predios de propiedad municipal, cuentan con caminos para camiones pesados, malla perimetral, caseta de ingreso y vigilancia. Por lo general los vertederos tienen una planificación de ingeniería para el uso del sitio por sectores, que se van rellenando en trincheras, celdas o estratos. Allí se utiliza maquinaria pesada para acomodar y compactar los residuos que descargan los camiones. Los camiones de recolección del ayuntamiento tienen una identificación que les permite un ingreso automático. Los demás usuarios tienen que darse de alta con las autoridades municipales correspondientes y pagar un monto por disposición que va de acuerdo al peso en toneladas.

En el vertedero se tienen algunos controles mínimos sobre los procesos de contaminación del suelo, pero en la mayoría de los casos no se realiza apropiadamente la captura y almacenamiento de los lixiviados que regularmente escapan del predio.

Los lixiviados son escurrimientos líquidos que contienen microorganismos patógenos y otros tipos de residuos peligrosos como plomo, cromo hexevalente, cadmio, níquel y arsénicos.

La descomposición de los residuos orgánicos en el sitio produce gas metano el cual se escapa libremente a la atmósfera o es liberado intencionalmente por tubos de ventilación con el fin de evitar explosiones.

El metano es un gas tipo invernadero y se produce masivamente en los vertederos. Cuando los vertederos liberan el metano, éste contribuye significativamente a la contaminación atmosférica en las ciudades mexicanas.

El tercer tipo de sitio de disposición es el relleno sanitario, obra compleja de ingeniería que requiere de una inversión millonaria y cuyo fin es confinar los residuos enterrados de tal manera que los vectores de contaminación estén bajo control dentro del sitio y reciban tratamiento para neutralizarlos.

Este es el tipo ideal de infraestructura para una disposición final de residuos municipales. Es ambientalmente segura. Sin embargo, hasta el relleno sanitario de más alta seguridad no es una solución sustentable para el problema de la basura.

El manejo integral de los residuos lleva a considerar como puntos fuertes la minimización, así como la separación para el reciclaje. Es decir, a pesar de que actualmente se requiere construir y operar sitios de disposición final más seguros, la solución a largo plazo no es construirlos más grandes y con mayor seguridad, sino reducir la cantidad de basura que producimos y establecer programas de separación para evitar que los residuos sean enterrados.

La disposición final de residuos en México

México tiene 2 mil 439 municipios donde los ayuntamientos tienen la responsabilidad del manejo de la basura. Se estima que de cada 100 sitios para la disposición de residuos sólidos en México, unos 66 son tiraderos a cielo abierto sin ningún control ambiental. Otros 33 son vertederos municipales con mínimos controles técnico administrativo, pero con fallas en la infraestructura para controlar la contaminación ambiental. Apenas uno es un depósito con mayor control y se puede llamar relleno sanitario. Es decir, dos terceras partes de los sitios de disposición final son tiraderos y una tercera parte son vertederos municipales. Así las cosas, el porcentaje de rellenos sanitarios es mínimo.

Los tiraderos a cielo abierto se encuentran en rancherías, poblaciones rurales, ciudades pequeñas y medias donde los ayuntamientos tienen escasos recursos para el manejo de la basura. Los vertederos municipales son más comunes en ciudades con población mayor a los 250 mil habitantes, donde los gobiernos locales tienen cierto nivel de ingresos y presupuesto estable exclusivo para el manejo de residuos.

Finalmente, los pocos rellenos sanitarios en el país se ubican, por lo general, en las principales ciudades y zonas metropolitanas, por lo que logran captar grandes volúmenes de residuos municipales. Se estima que un 17 por ciento de los residuos municipales que se generan diariamente a lo largo de la república van a sitios con mayor control y rellenos sanitarios, es decir tienen una buena o muy buena disposición final, desde el punto de vista ambiental. El otro 83 por ciento de los residuos se depositan en sitios cuya infraestructura y operación se pueden clasificar en un rango que va de mala a pésima.

Es común que tanto los ayuntamientos como las empresas dedicadas al manejo de residuos le den el nombre de relleno sanitario a todo tipo de vertederos, lo cual es incorrecto. Igualmente lo es que los responsables de operar vertederos les otorguen el nombre de “relleno sanitario” a un vertedero para aparentar que es un sitio de disposición seguro ambientalmente, aunque no cumpla con la normatividad de desempeño ambiental.

El problema es cuando las cifras y estadísticas serias que reportan tanto el INEGI como la Semarnat caen en el juego de los conceptos tergiversados de “rellenos sanitarios” y reportan una cifra exagerada de 88 rellenos sanitarios que supuestamente funcionan en el país. Luego, también asumen que dos terceras partes de los residuos sólidos municipales que se producen en México están siendo confinados en sitios ambientalmente seguros, lo cual dista mucho de ser la realidad. Si se revisa a detalle las operaciones de sitios de disposición final que tienen operaciones en territorio nacional, apenas 24 saldrían bien evaluados.

Vecinos incómodos: los vertederos

Actualmente, el principal riesgo que ocasiona la contaminación de los basureros y vertederos es que cada vez una población mayor se asienta en predios contiguos o cercanos. Si bien existe una norma que no permite la instalación de un sitio de disposición final a menos de 500 metros de una zona habitada, no hay ninguna restricción para que se construyan fraccionamientos formales y asentamientos irregulares en los alrededores de un vertedero. La construcción de todo tipo de viviendas en predios cercanos es un fenómeno creciente en las grandes zonas metropolitanas, así como en las principales ciudades del país.

A principios de los años noventa, en la zona metropolitana de Guadalajara los asentamientos humanos cercanos a los tiraderos eran pocos y pequeños, en colonias marginales y asentamientos irregulares con alto índice de pobreza. El caso de San Gaspar es uno de los más importantes, ya que en esta zona de 30 hectáreas se asientan cinco colonias que albergan unas mil 500 viviendas habitadas. La construcción de casas habitación de diversos niveles económicos, principalmente bajo y medio bajo, sigue a un ritmo constante. La comunidad afectada por el contacto diario con la contaminación de los tiraderos en San Gaspar es de unos 10 mil habitantes.

La construcción del fraccionamiento UrbiQuinta en un enorme predio contiguo al vertedero de Coyula es un caso excepcional por la magnitud del asentamiento. Se estima que unas 17 mil familias habitarán igual número de viviendas que se están terminando de construir en un predio de más de 500 hectáreas .

La parte baja del fraccionamiento de UrbiQuinta se ubica en la dirección que corren los lixiviados y los vientos procedentes del vertedero de Coyula. Los lixiviados del vertedero corren pendiente abajo, en unos casos cruzan por partes del predio de UrbiQuinta y en otros siguen un curso paralelo a su perímetro en su recorrido hasta lo profundo de la barranca del Río Santiago.

No sólo hay aquí escurrimientos superficiales, sino también subterráneos que hacen afloramiento a cientos de metros de distancia del vertedero.

En el municipio de El Salto hay una decena de colonias y en Tonalá al menos dos pueblos (Puente Grande y Tololotlán) que están siendo afectados por la contaminación que se origina en el vertedero Los Laureles. La producción agropecuaria en esta zona se acabó por el envenenamiento que sufrieron los pozos de agua que fueron alcanzados por las filtraciones de lixiviados peligrosos. El ganado de granjas dedicadas a la producción de leche, a la crianza de vacas y borregos se fue muriendo y los productores decidieron cerrarlas y moverse a otra parte porque no podían afrontar las pérdidas.

La población que vive en esas colonias y pueblos ha sufrido en carne propia el impacto de la contaminación. En efecto, no pueden disponer del agua de sus pozos y su salud se ve afectada por la inhalación de gases y de los olores nauseabundos que se dispersan hacia sus colonias y dentro de sus casas de manera constante. También por los polvos cargados de partículas de residuos pulverizados. Las enfermedades de la piel, ojos, gastroinstestinales y otras más son reportadas por los habitantes que viven cerca del vertedero Los Laureles.

Palabras finales

Cada vez más familias viven en predios cercanos a los vertederos que se localizan en la zona metropolitana de Guadalajara. En el futuro cercano esta tendencia se incrementará y con ello el riesgo a la salud de los habitantes de estas colonias que se identificarán como comunidades contaminadas por su exposición constante a emisiones de gases y polvos, a aguas envenenadas con residuos peligrosos. Se trata de un asunto que exige solución urgente por parte de las autoridades.

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