12.2.10

El Lobby

MAURICIO FERRER

Petersen la tuvo y la dejó ir

Ahora, en su calidad de titular de la Secretaría de Salud Jalisco (SSJ), el panista Alfonso Petersen Farah la tuvo y la dejó ir de nueva cuenta. Ya le pasó con todo el relajo de los Juegos Panamericanos 2011 cuando fue alcalde de Guadalajara y las cosas se le salieron de control –ayudado pues con la ausencia de un partido que nomás no le dio el apoyo necesario.

Hoy, en una salida célebre de la alcaldía tapatía y en sustitución del que es recordado como el Doc House de estos rumbos (alias Alfonso Gutiérrez Carranza), Petersen da a conocer un estudio del río Santiago que, para muchos, si no es que para todos los que ahí viven, los que han estudiado el medio ambiente en esa zona y los que hemos ido nomás a sentir como se nos sale el vómito cada vez que cruzamos el puente que une El Salto con Juanacatlán, nos deja más que decepcionados.

Se veía venir un resultado así. Como todos los estudios que hace el Ejecutivo estatal: siempre con datos que, órale, nos ponen a la altura de París, Londres o Nueva York. Donde todo está bien bonito, las zonas verdes son más fregonas que el Central Park, y el Santiago, es como el Sena, donde podemos besar a la pareja y tomarnos una foto tal si fuese postal de antología.

A dos años de la muerte del menor Miguel Ángel López Rocha, quien tenía sólo 8 años cuando dejó de respirar y cuya causa de fallecimiento fue una intoxicación por arsénico luego de haber caído al Santiago, parece que es más fácil tratar de ocultar lo que no se puede tapar con un dedo que realizar acciones que conlleven a una mejoría en la calidad de vida de quienes habitan al lado del Santiago. Se me olvidaba: basta con que no tomen el agua, dijo Petersen el miércoles.

En 2006, Francisco Javier Parra Cervantes, médico de la Unidad de Medicina Familiar 34 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), ubicada en El Salto, a unos metros del puente, realizó un estudio con niños de una escuela expuesta al ácido sulfhídrico, la llamada “Mártires del Río Blanco”.

El estudio le mereció el nivel de posgrado al galeno por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Lo que hizo él, fue comparar a los niños expuestos a los “gases” con otros que se encontraban más alejados de éstos.

Una de las conclusiones del médico, colega de Petersen, fue que “la toxicidad del ácido sulfhídrico es similar a la del cianuro, bloquea la capacidad de carga del oxígeno de la sangre, inhibe el centro respiratorio en el cerebro y bloquea el metabolismo aeróbico de las células. Los ojos, pulmones y el sistema nervioso (cerebro) son órgano blanco en el ser humano”. A eso hay que añadirle los dolores de cabeza, la irritabilidad, el desgaste físico en los menores expuestos al olor a “huevo podrido” del lugar.

El estudio para la caracterización de los lodos de los ríos Verde y Santiago realizado en 2004 por la Comisión Estatal del Agua (CEA) y la Universidad de Guadalajara (UdeG), destaca que “de hecho, la CEAS ha reportado que ocasionalmente se sobrepasa la normatividad para arsénico y plomo en la corriente acuosa del río Santiago en el sitio de Arcediano”, según la página 5 del capítulo 2 de la investigación.

“El dictamen técnico de la Comisión Estatal de Agua y Saneamiento (CEAS), carece de información que garantice, técnica y objetivamente, que la calidad del agua que se pretende distribuir a la ciudadanía, proveniente de los ríos Verde y Santiago sea segura para la población”, es tan sólo una de las conclusiones que se desprende de un informe hecho en 2006 por la toxicóloga peruana Mercedes Lu, asesora de la Alianza Mundial de Derecho Ambiental (ELAW, por sus siglás en inglés), en torno al estudio hecho en 2004 por la CEA y la Universidad de Guadalajara en relación a los sedimentos ubicados en ambos ríos.

“Estos contaminantes podrían pasar de los sedimentos al agua por la influencia de las altas concentraciones de manganeso que también fueron encontradas”, advierte la toxicóloga.

“Se sabe que hay contaminantes que de alguna manera, tienen algunos efectos en la salud. En esta parte del río, hay ácido sulfhídrico, cuyo olor se percibe cuando se llega a El Salto y Juanacatlán”, también advirtió en febrero de 2008 a La Jornada Jalisco, el destacado investigador de la UdeG, Arturo Curiel Ballesteros.

Y así, podríamos enumerar un listado enorme de estudios que han hecho organismos internacionales, reportajes que han salido incluso en la televisión española en torno al río Santiago, imágenes de menores de la colonia el Muey –no tomada en el estudio de Petersen–, cuya piel se les llena de hongos, y múltiples casos de cáncer en cada cuadra de El Salto y Juanacatlán, recomendaciones de la CEDHJ, y nada. No pasa nada.

El estudio de la SSJ deja mucho que desear o interpretar. Pensamos que fue más una cortina de humo que no logra siquiera opacar por un momento la contaminación en El Salto y Juanacatlán, y los riesgos a los que se exponen los que ahí viven.

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