25.4.12

FUEGO...


Zapopan, Jalisco, 24 de abril de 2012
INDIGNACION POR EL INCENDIO DEL BOSQUE LA PRIMAVERA
El lunes 24 de febrero se cumplió el quinto día del incendio en el Bosque La Primavera. Más de 7 mil 500 hectáreas habían sido devastadas. Es imposible cuantificar la cantidad de árboles calcinados y la pérdida de los otros seres vivos que habitan en el bosque.
Durante éstos días de incendio, nuestra atmósfera recibió una contaminación equivalente a la que  produce todo el parque vehicular de la zona metropolitana de Guadalajara en un año.
Se ha hecho una gran contribución al calentamiento de la Tierra.
Se ha retrasado la evolución del ecosistema por 20 años.
Se ha puesto en riesgo una reserva genética de importancia mundial.
Se ha traicionado el anhelo de los tapatíos a quienes desde hace 60 años se nos prometió que este bien natural sería protegido indeclinablemente.
Ha sido negado el interés público del más importante patrimonio natural y cultural de Jalisco.
Se ha pasado por alto la Constitución Política de este país que define como de interés público este bosque.
Se ha negado la importancia de los derechos humanos a disfrutar de un ambiente sano.
Se redujeron las expectativas de vida y bienestar de más de un millón de personas que han estado expuestas a los riesgos del incendio.
No obstante que se reconoce que fue provocado, cinco días después del incendio el gobierno no ha sido capaz de detener a ninguno de los delincuentes que han mantenido el fuego.
Se ha puesto en riesgo la vida de los brigadistas que combaten el fuego de forma directa, a algunos de los cuales les hicieron disparos con armas de fuego.
Tampoco sabemos quiénes son los responsable de cuidar y acrecentar este patrimonio para pedirle cuentas. A estos la sociedad debería llamarlos traidores.
Resulta inaceptable y sospechosa la lentitud de la respuesta de las autoridades, así como el silencio de otras instituciones supuestamente interesadas en el bosque.
Ante la dimensión de este daño, es indigno y ofensivo que las autoridades llamen a la sociedad solamente a plantar árboles, como si eso disminuyera las presiones y fuerzas que han ocasionado el incendio; como si eso compensara el daño al bienestar de las personas; como si ello asegurara reducir la perdida de este invaluable ecosistema natural. Hacer esto ante la gravedad del daño y ante la invisibilidad de los delincuentes y traidores, es una ofensa a la inteligencia de la sociedad. 

Arturo Curiel Ballesteros*
Jorge Regalado*
Profesores-investigadores de la Universidad de Guadalajara.

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